Guanacos domesticados en la Patagonia

por Danilo Breskovic

Tierra del Fuego. Lugar recóndito, mágico y encantador que me sorprende cada vez más. Aquí he podido disfrutar de grandes bellezas naturales. Me atrevo a decir que en este rincón de la inhóspita Patagonia Chilena es donde quiero vivir por el resto de mi vida.

En la lejana Tierra del Fuego podemos apreciar al Guanaco en su hábitat natural, en toda su magnitud. Animal salvaje que erguido y desafiante se detiene y observa cualquier acercamiento del hombre.

En el primer año de vida este mamífero se denomina Chulengo. Posteriormente, en la etapa de adultez, se le denomina Guanaco. En otras partes del mundo también es conocido como el “camello de Sudamérica”, ya que es un pariente cercano de éste. Esta especie manifiesta una serie de características anatómicas y fisiológicas que le permiten sobrevivir en condiciones climáticas extremas, pudiendo adaptarse a diferentes ciclos de alimentación, debido a los bruscos cambios de vegetación que se producen en la estepa de la Patagonia.

A lo largo de los años, son muy pocos quienes han podido domesticar al Guanaco sin tener la necesidad de amarrarlo o tenerlo en cautiverio, sino en estado natural. Por ello, me siento un afortunado de la vida por haber tenido el placer de vivir de cerca este hermoso encuentro entre el Guanaco y el ser humano. Poder lanzar un silbido al viento o decir su nombre y que se acerque sin ningún temor, como una mascota de estancia, que entrega ternura y cariño al visitante. ¡Realmente una experiencia inolvidable y única en el Fin del Mundo!


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